sábado, 20 de septiembre de 2008

Que amanezca, por favor.

(...)Volvieron los huecos en las venas y los dolores disfrazados y volví yo a sentirime cerca de tí. Volví a ser arrastrado a besarte a pesar del terror de tus caricias. Te descubrí otra vez calavera, princesa, en el cuento que emanas por las noches. Entre líneas carcajeaban, como bailando alrededor de una fogata, la verdad de tus amenazas, el miedo... el collar de castigo con el que nos amarras a todos, perra madre nuestra.
"Sentir el último aliento, guardar la última imágen y, como si de veras fuera buena, sonreir y dejar de ver sin cerrar los ojos, como si siempre fuera a haber alguien cerca para cerrarlos antes de que se los coman los gusanos".
Al cuentito se le corría el maquillaje. Al cuentito con el que nos envuelves, puta romántica de mierda, la verdad se ha de parecer bien poco.
Que amanezca ya por favor. Hagan que abran las cortinas.

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