lunes, 1 de septiembre de 2008

Día de campo.

Como no llovió el día anterior y acababa de amanecer, me convencieron. Pusimos la tienda de la peor manera posible: sí, con una vista espectacular pero -con una chingada-, se habría visto mejor el barranquito de tres metros desde la ventana, que desde la puerta a un metro del borde. Si pensamos en la lluvia, pero solo en la que podía llegar: la madera estaba empapada y hubo más humo que fuego. A nadie se le ocurrió que era peligroso mear al borde del barranquito hasta que hubo que hacerlo y el sentido de precaución fue ingenuamente vengativo: para entrar a la tienda, sin ver el borde, había que agarrarse de ella, así, si te caías, te llevabas a todos los dormidos. Pero, aunque si hubo quién rodó por el barranquito, nadie apareció echándole la tienda encima a los que estaban adentro.
De cualquier forma, para que esto sucediera faltaban algunas horas y algunos tragos, los cuales pasamos con admirable profesionalidad de ociólogos.
Debí ser el primero que sucumbió. Después de harto comer me perdí en la oscuridad. Caminé lejos porque un árbol me pedía que fuera y le abonara las raíces y yo, dócil a los susurros, me dispuse a complacerle. Para tantear el camino hice uso de las chispas de un encendedor porque con tanto viento no podía hacerse una flama. Solamente quien haya estado ahí y conozca el terreno podría comprender el terror de caerse por la pared blanda que -esa sí- medía como cuatro metros de alto. De alguna manera inexplicable entre los chispazos y la hojarasca el suelo se esfumó. Qué rápido temí estar cayendo el principio de los cuatro metros... nunca antes poner las patas en caca de vaca y sentir cómo se te mete en los calcetines la humedad apestosa había aliviado tanto a una persona... nunca antes una persona pudo diferenciar con tanta precisión los olores humanos y los vacunos...
Después de visitar el árbol hubo que cuidarse de no volver por el mismo camino. A la vuelta seguía, inocente y aislado, el humo, las "malvas" cobrando vida y los tragos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mmmm éste estuvo un poco raro... interesante en cierto sentido pero raro al final