lunes, 25 de agosto de 2008

La lluvia es el cielo desmoronándose

Ya vienen a borrarme las huellas las gotas de lluvia de otro verano. Como en cada verano, en éste se fugan entre las montañas dos recuerdos tomados de la mano. Como cada vez que se fuga la memoria queda, como herrumbre, una mancha de nostalgia. Es curioso que siempre haya una montaña donde puedan esconderse. Quizá sea por eso que el desierto, sin lluvia y con el viento que mueve las dunas, acabe por recorarlo todo.
Algún día tendré que pararme a fundirme como una vela en la arena, a imaginar que me traga el cielo como el mar, a enarenarme y quitarme la herrumbre, a dejar que me erosione el viento la piel, que me convierta en charco y polvo y volar y recordarlo entonces todo. Algún día, cuando acabe de llover, cuando termine de quitarme el fango de los pies, cuando detrás de mí florezcan mis huellas otra vez, iré. Algún día, siempre de los que no han llegado aún... porque yo, como la lluvia, no puedo ir para atrás. Yo esclavo del tiempo. Yo, incapaz de mirar hacia atrás con una sonrisa, volteo al cielo y, desde aquí, bajito como soy, lo hago llover; me uno a la lluvia con una lágrima por cada fuga de recuerdos, lluevo con él; me uno a la lluvia con su murmullo de meterse entre las hojas y golpear el suelo después; con el viento que la ondula y es, aunque no lo creas, un suspiro mío. Yo me olvido del viento y de las huellas y la herrumbre y me hago uno con las gotas hasta que deje de llover.

2 comentarios:

PAPRIKA dijo...

Que rico andar por ahí, bajo la lluvia...

y dejar que las ideas se empapen un poco.

Feliz Feliz No-Cumpleaños!!

XD

abrazo de Osa!!

muaks!

Anónimo dijo...

keep it coming!.