miércoles, 29 de octubre de 2008

balbuceos

La primera palabra del día, cuando uno recién regresa de un viaje extraño, es más un respiro, un parpadeo al revés, un suspiro que se comienza en sueños y se termina con los ojos en el cielo. Cuando uno está por enterarse apenas si se vive, se esboza la primera palabra del día, pero se gesta detrás, como el ánimo, como las ganas del sol de amanecer, como la vida en las semillas, ésta y todas las palabras se cantan y se escriben de noche y nacen sólo con la luz. Si, el sol es sólo el eco de los sueños.

No hay comentarios: