Me derrite incandescente
esa vocecita de ángel,
ese solo suspírico
del concierto de la tarde.
Me desborda tu canto.
Tu voz no promete
el horizonte borroso
de un suspiro de angel.
Tu canto no es canto
sino súplica. Tu canto
vuela y no imagina
que arrastra la vida.
Tu canto no es canto
sino sordo gemido.
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